La sobrerreacción ante cualquier estímulo físico, mental o emocional
que altere el equilibrio energético del organismo es conocido como “estrés”.
¿Cómo saber si estamos estresados? Bueno
si siente ansiedad, si sus músculos están tensos, si su ritmo cardiaco y
respiración están acelerados, si explota por cualquier cosa, y esta situación
se vuelve cotidiana, entonces sabrá que está sufriendo “estrés”.
Son múltiples
los factores que suelen estresarnos. El
exceso de trabajo, la falta de sueño, el abuso del alcohol, el tabaquismo, nuestras
relaciones personales, laborales.
Si bien, el estrés puede ser catalogado como un
problema mental o psicológico, lo cierto es que tiene repercusiones físicas, la
mayoría de las veces dañinas.
Los cambios fisiológicos generados por el estrés
aumentan la adrenalina, el ritmo cardiaco, la presión arterial, contracturas
musculares y “acidifican el cuerpo”.
No son los estímulos de la vida lo que nos estresa,
sino cómo los interpretamos, porque
todavía el ser humano no percibe los problemas, como áreas de oportunidad para
aprender a ser mejor persona; y por esa inadecuada interpretación producimos
una alteración del sistema nervioso; lo
que implica una desarmonía mental y emocional. Pensar bien, nos cuesta mucho
trabajo, pero se puede lograr, si vamos teniendo más conciencia de que somos
capaces de crear nuevas vías sinápticas.
Además es necesario fortalecer
el sistema nervioso, y para ello necesitamos complejo “B”; magnesio que es un
tranquilizante natural; zinc que actúa en los tejidos y pulmones; fósforo que
es necesario para el mantenimiento del sistema nervioso que facilita el trabajo
mental; calcio que es otro mineral esencial para el sistema nervioso.
Estar
tranquilo y fluir con los acontecimientos diarios pareciera ser una tarea
difícil de enfrentar, y para justificarnos la culpa la derivamos hacia nuestro
trabajo, nuestras relaciones personales, laborales, sociales; sin embargo,
podemos cambiar nuestra percepción y actitud para vivir lo que nos corresponde,
y hacerlo en forma serena y objetiva. Además hay algunas técnicas que nos
ayudan a armonizar mente, cuerpo y emociones.
Por
ejemplo realizar diez RESPIRACIONES PROFUNDAS por la nariz, metiendo el
aire desde el bajo vientre hasta el tórax en seis tiempos, reteniendo en tres,
y exhalando en seis, nos puede ayudar a controlar el estrés, de una
manera sencilla, en cualquier momento y en cualquier lugar.
Otra
puede ser una RELAJACIÓN MUSCULAR CONCIENTE que genera un descanso
profundo, equilibrio energético y psíquico, y puede realizarse acostado boca
arriba, respirar profundamente, luego ordenarle a todos y cada uno de los
músculos que se relajen, que se suelten, iniciando con los dedos de los pies,
la planta del pie, empeine, talones, pantorrillas, piernas, rodillas, muslos,
bajo vientre, glúteos, espalda, tórax, cuello, brazos, antebrazos, manos,
cuello, cuero cabelludo, orejas, músculos de la cara. Seguidamente se “visualiza” en un lugar
fresco y soleado, en contacto con la naturaleza, un campo arbolado y con
flores, una gran cascada, plácidamente recostado en el césped, sintiendo la
brisa, el sonido del agua, el cántico de los pájaros, y “se siente” tranquilo y
en paz, se repite así mismo: “yo siento paz,
yo estoy en paz”, y permanece en ese estado de conciencia relajada, de 3 a
4 minutos, y para salir mueve suavemente sus músculos y pone atención en su
respiración.
Otra
es LA MEDITACIÓN que nos permite conectar el “yo interior” con el Ser
Supremo, se puede realizar mediante una postura de yoga denominada “suka hashana”
(sentándose en el suelo con las piernas cruzadas, espalda recta, manos
descansando sobre las rodillas), cuerpo relajado, respiración profunda, y la
atención mental se lleva al entrecejo y de ahí a la corteza cerebral, arriba de
la glándula pineal, para de ahí visualizar la luz interior que en nosotros
existe.
La
HATA YOGA nos ayuda a equilibrar la energía vital, a tener un dominio del cuerpo y de
la mente, nos proporciona tonificación muscular, estabilidad emotiva, claridad
mental, descanso del sistema nervioso, combate cualquier tipo de problemas
nerviosos, mejora nuestros sistemas cardiovascular y endocrino.
También
es conveniente tener una mejor ALIMENTACIÓN,
por ello debemos nutrirnos mejor. Si estamos bajo mucho estrés, las nueces (5) nos proporcionan energía al
corazón y nutrientes muy valiosos para el sistema nervioso, al igual que la almendra (5) que fortalecen nervios y
tonifica músculos, porque contiene calcio, magnesio y potasio favoreciendo el
equilibrio del sistema nervioso. El piñón
también es muy rico en vitamina B1 y ácidos grasos esenciales necesarios para
su buen funcionamiento del sistema nervioso. El germen de trigo es un excelente tonificante del sistema nervioso porque
contiene proteínas, grasas insaturadas, vitaminas y minerales. Adicionalmente
es recomendable tomar de 1 a 2 gramos de Vitamina
C durante el día para reforzar el sistema inmunológico. También se recomienda cereales integrales, frutas y verduras, para una mejor
alimentación.
Ante
las situaciones de estrés conviene reducir o eliminar bebidas estimulantes que
sólo nos acelera y nos generan más estrés, así como las alcohólicas que
disminuyen o inhiben nuestra capacidad de respuesta ante el estrés, y que
además dañan el hígado. También conviene suprimir de nuestra dieta la azúcar
blanca o refinada (ésta última destruye la vitamina C).
Las
anteriores recomendaciones nos ayudan a eliminar o controlar el estrés
en que vivimos. Una actitud
mental positiva también nos beneficiará enormemente para percibir las cosas
en su justa medida. Requerimos tener la voluntad para tomar las cosas buenas de
la vida y ponerlas en práctica para estar tranquilos y vivir en armonía.
Lic. Gpe. Amparo Verdugo
Palacios
Teléfono: 207 07 01