Desde que el ser humano
puso su pie en la tierra, ha buscado estar saludable, enfrentando de una y mil
maneras a la enfermedad. La salud es el resultado de la armonía entre el cuerpo
físico, mental, emocional con el espíritu o esencia trascendente en cada
persona.
Para tener un cuerpo
físico saludable se requiere una alimentación adecuada, que nos proporcionen
los requerimientos nutricionales diarios necesarios para un funcionamiento
puntual de nuestro organismo, como la proteína (una porción), los carbohidratos
(una porción), frutas (tres o cuatro porciones, de la misma clasificación, ya
sean ácidas o dulces), vegetales (siete porciones de diferentes colores),
granos y semillas con moderación. Y cuando menos dos litros de agua al día,
evitar sustancias tóxicas como el alcohol, el tabaco y las drogas.
El principal alimento
debe ser el desayuno, porque el cuerpo durante la noche estuvo en un proceso de
desintoxicación y fortalecimiento del sistema nervioso, y por la mañana requerimos
azúcar de calidad que nos la proporcionan los jugos naturales, y posteriormente
la ingesta de proteína con vegetales.
El segundo alimento puede
ser a media mañana, y se recomienda la ingesta de semillas de girasol, nueces,
almendras y algún fruto deshidratado, como el dátil, o el arándano, etc.
El tercer alimento es
recomendable hacerlo entre las 13:00 y las 15:00 horas, iniciándolo con una
ensalada abundante de vegetales crudos de diferentes colores (lechugas, chiles
morrones rojos, naranjas, amarillos, verdes, zanahorias, pepino, apio,
calabacita rayada, jícama, etc.) medio aguacate, y aderezar con aceite de
oliva; después una pequeña porción de proteína con algún vegetal al vapor o
cocido y finalizar con un caldo o crema de verduras.
El cuarto alimento lo
podemos tomar a media tarde, y hacerlo consistir en alguna fruta. El quinto y
último alimento antes de las 20:00 horas, y puede consistir en un cereal o algo
ligero para dormir a profundidad, y no que nuestro cuerpo haciendo la digestión
en lugar del descanso.
Es importante aprender a
combinar los alimentos (proteínas con vegetales; carbohidratos con vegetales;
frutas dulces con frutas dulces; y frutas ácidas con ácidas y semiácidas).
Comer tranquilo y sin prisas; masticar y ensalivar bien los alimentos; no
ingerir bebidas con las comidas; servirse pequeñas porciones; no consumir
refrescos; consumir miel o melaza o azúcar morena; no salar los alimentos;
evitar las margarinas y las mayonesas y productos chatarra; consumir germinados;
cereales como el amaranto, la avena; evitar los embutidos; y estos tips nos
ayudan a mejorar la calidad del alimento que llevamos a nuestra boca.
La salud física también
tiene que ver con el ejercicio, ya sea caminata, trote, pesas, zumba, yoga, tai
chi, pilates, o lo que nos agrade, pero dedicarle cuando menos una hora diaria
a nuestro cuerpo, que redundará en beneficios tales como tonificar nuestros músculos, fortalecer el sistema
cardiovascular, proporcionar una mayor oxigenación y energía bionerviosa (prana
o chi o ki), estimular la eliminación de desechos, coadyuvar a una mejor
digestión, fortalecer el sistema nervioso, liberación de endorfinas que nos
proporcionan bienestar y energía.
Para tener una buena salud
mental y emocional requerimos transformar nuestros pensamientos y percepciones
en actitudes positivas, ver y oír lo bueno de la vida nos permite percibir los
problemas como áreas de oportunidad para un crecimiento interior, porque somos
lo que pensamos, pero también lo que sentimos.
Cada uno de nosotros es
100% responsable de nuestras experiencias, cada idea que pensamos está creando
nuestro presente y también nuestro futuro. El vivir el presente nos permite
desapegarnos de un pasado que ya no existe, y de un futuro que no sabemos si
existirá, por lo que vivir el aquí y el ahora nos hace más conscientes y plenos
como seres humanos.
Las emociones densas
impactan negativamente nuestro cuerpo físico, porque el resentimiento, la
crítica, el miedo, la envidia, la glotonería, el egoísmo, la ira a la primera
persona que afectan es la que lo está sintiendo, y podemos transmutar estas
emociones densas cuando cambiamos nuestros pensamientos, cuando aprendemos a
aceptar la vida que nos toca vivir, cuando somos capaces de cambiar nuestras
sinapsis neuronales y hacer nuevos caminos que nos genere una actitud mental
positiva diferente, que generará también una emoción más sutil y más luminosa
hacia nosotros y hacia los demás.
Aprender a aceptarse y
amarse uno mismo es aprender, aceptar y amar a las demás personas. Nadie puede
dar lo que no tiene. Entonces si sólo yo puedo pensar, nadie puede pensar por
mí, entonces es tiempo de ir construyendo pensamientos positivos, para generar
entonces emociones saludables.
Por último, el tener un
propósito de vida, un ideal de superación nos permite ir armonizando estas
áreas que conforman nuestro ser, y encontraremos así la salud que es armonía,
plenitud, una paz profunda del alma y una felicidad que no está fuera de
nosotros, sino que está dentro de cada ser humano y de nosotros depende ser o
no ser felices y saludables.
Amparo Verdugo Palacios
teléfono 662 – 2 07 0701